martes, 31 de agosto de 2010

"El Maestro Jardinero II"


“El Maestro Jardinero”.

Capitulo II

Desde pequeños nos encontramos en variadas disyuntivas y encrucijadas que a veces son simples y fáciles de trasponer.
Sin embargo nos quedamos atrapados entre las simplezas engañadoras de las ilusiones fáciles; pero que son malezas, enredaderas y trampas.
Buscamos la satisfacción externa de nuestra profesión, aquella que sea la que satisfaga nuestros anhelos y deseos; la tradición, las costumbres y lo igualitario a los demás, a nuestro alrededor.
Todo hacia fuera, hacia el mundo. Todo hacia lo externo, todo en satisfacción de adquirir, todo en la necesidad de confort, de riqueza y grandeza común.
Todos nos indican esos caminos, todos nos señalan y todos nos dicen como andar; nos coartan la Libertad, nos coartan la felicidad.
Y por hábitos, costumbres, les seguimos y caminamos como todos; con los pasos del Orgullo, la vanidad, la Ira, la Codicia, etc.

La Tierra Interna con su basamento en el bajo vientre es la que hay que purificar, remover y Limpiar.
Todo Jardinero sabe que eso es lo primero que hay que hacer, “La Preparación del Terreno” y en el caso del Jardinero Interno no hay diferencia en esta Labor; Tal como es adentro es afuera.

“Sentado sobre la Piedra, comenzó su Labor, ya que antes de hacer lo que hay que hacer, es necesario saber, aprender. Observo con detenimiento y calma, con esa calma que lleva a la comprensión. Se dio cuenta que no solo el trabajo consiste en la labor propiamente tal de remover la tierra; sino que vio lo que hay sobre la tierra; las influencias externas.
Esta la LUZ y las Sombras, el Día y la Noche, el Calor y el frío, la Humedad y la Sequedad, el viento y la calma, la lluvia, el trueno y el relámpago. Están los animales que pastan y se alimentan, que pisotean y ensucian; esta el ser humano que pasa y destruye, construye y desordena según sus hábitos, costumbres y deseos.
En fin, estaba el mismo en observación y comprensión del proceso. Se dio cuenta que el no era ajeno al problema, ya que el influenciaba y recibía a la ves las influencias externas como la internas de lo circundante. Era el exterior, era el interior, era la Tierra y era lo de alrededor; era el jardinero, pero también era el terreno y la planta, era uno en el todo y todo en el uno, vaya labor.
El era el de afuera, pero producía sombras, daba pasos y dejaba huellas. Tapaba brisas, se oponía a los rayos solares y a la vez de ellos mismos se cubría. Recibía las Aguas que le estilaban y escurrían, sentado sobre la Piedra meditaba y comprendía.

Paz Inverencial
maeseanonimus.

sábado, 28 de agosto de 2010

“El Maestro Jardinero I”.


“El Maestro Jardinero”.

Capitulo I.

Sentado sobre una Piedra meditaba en la Paz que sabia que le orientaría y enseñaría. Relajado en su propio silencio auscultaba el centro de su pecho con mirada Secreta.
Era su primer Trabajo en su nueva labor; aquella que sentía que era su profesión.
Le habían mostrado el terruño y a la vez las Herramientas de su nueva encomienda, plantar una Flor.
Tomo aire, de aquel aire que esta dentro de si mismo, de aquel aire que emana del Espíritu, de aquella refrescante emanación Divina y se embriago de tan sutil fragancia.
Así, en ese estado de reflexión profunda se dispuso a laborar.
Primera tarea observar la tierra; BASAMENTO DE SU LABOR.
¿Como era, como se encontraba, cual era su calidad, era dura, suave o estaba húmeda, seca y con mucha porosidad? era lo primero, conocer en donde plantaría la bella planta de su nueva labor.
Era la época en que el SOL estaba alejado de la Tierra, en que las sombrías nieblas todo lo cubrían y un bao de miedo lo rondaba a su alrededor.
Era espesa y a veces su rocío mojaba mucho e inundaba el alma y el corazón.
Era lo primero, miro con desazón, pero con la fuerza en su alma y corazón del aire interno que llego a su interior.
¿Que seria de el sin esa sutil fragancia? Comprendió que en divina unión debería hacer su Labor.
Para comprender miro con atención.

La Tierra debería remover, sacar lo que estaba de más, así lo comprendió, para eso le habían entregado una pala y un azadón un pico y un regador.
Había piedras, guijarros, gusanos, inmundicias, hierbas malas y un fuerte hedor. Preparar la tierra era su labor.
Debería escoger el sitio, orientado hacia el SOL, en donde ninguna sombra hiciera daño a tan preciosa flor.
¿Pero como hacerlo si la sombría niebla todo lo cubría y no se veía ningún rayo de SOL?
Debes confiar en tu corazón que con el veras el SOL.
Miro a su alrededor y se dio cuenta que la bruma era solo eso bruma y que un simple rayo de sol la disiparía y alejaría de su alrededor.
“YO SOY EL FUEGO SAGRADO DE MI SOL” dijo y la bruma comenzó a sentir su calor y la LUZ brillo a su entorno de ilusión.
“YO SOY EL FUEGO SAGRADO DE MI SOL” y donde yo plante iluminare con AMOR; por que SOY EL FUEGO SAGRADO DE MI SOL.
Tomo pues la Tierra y comenzó su labor.
Hundió la pala y sintió la herida y el dolor que produjo tal acción.
La tierra se resiste ante tal envión.
Nueve estratos debía escarbar.
Nueve estratos o dimensión.
Y era solo una planta; vaya labor.
Tomo el pico y se puso a escarbar.
Golpe tras golpe la tierra comenzó a ablandar
Y con sus manos guijarro tras guijarro se puso a sacar.
Eran duras piedra de su pensar, guijarros de colores hechos en su andar.
Fantasías de gemas, Gemas de fantasía de su andar
De tiempos idos, de deseos incumplidos, de sueños, de vanidad.
Guijarros, guijarros, guijarros de su andar que debía desechar.

Paz Inverencial
maeseanonimus.