“El Maestro Jardinero”.
Capitulo I.
Sentado sobre una Piedra meditaba en la Paz que sabia que le orientaría y enseñaría. Relajado en su propio silencio auscultaba el centro de su pecho con mirada Secreta.
Era su primer Trabajo en su nueva labor; aquella que sentía que era su profesión.
Le habían mostrado el terruño y a la vez las Herramientas de su nueva encomienda, plantar una Flor.
Tomo aire, de aquel aire que esta dentro de si mismo, de aquel aire que emana del Espíritu, de aquella refrescante emanación Divina y se embriago de tan sutil fragancia.
Así, en ese estado de reflexión profunda se dispuso a laborar.
Primera tarea observar la tierra; BASAMENTO DE SU LABOR.
¿Como era, como se encontraba, cual era su calidad, era dura, suave o estaba húmeda, seca y con mucha porosidad? era lo primero, conocer en donde plantaría la bella planta de su nueva labor.
Era la época en que el SOL estaba alejado de la Tierra, en que las sombrías nieblas todo lo cubrían y un bao de miedo lo rondaba a su alrededor.
Era espesa y a veces su rocío mojaba mucho e inundaba el alma y el corazón.
Era lo primero, miro con desazón, pero con la fuerza en su alma y corazón del aire interno que llego a su interior.
¿Que seria de el sin esa sutil fragancia? Comprendió que en divina unión debería hacer su Labor.
Para comprender miro con atención.
La Tierra debería remover, sacar lo que estaba de más, así lo comprendió, para eso le habían entregado una pala y un azadón un pico y un regador.
Había piedras, guijarros, gusanos, inmundicias, hierbas malas y un fuerte hedor. Preparar la tierra era su labor.
Debería escoger el sitio, orientado hacia el SOL, en donde ninguna sombra hiciera daño a tan preciosa flor.
¿Pero como hacerlo si la sombría niebla todo lo cubría y no se veía ningún rayo de SOL?
Debes confiar en tu corazón que con el veras el SOL.
Miro a su alrededor y se dio cuenta que la bruma era solo eso bruma y que un simple rayo de sol la disiparía y alejaría de su alrededor.
“YO SOY EL FUEGO SAGRADO DE MI SOL” dijo y la bruma comenzó a sentir su calor y la LUZ brillo a su entorno de ilusión.
“YO SOY EL FUEGO SAGRADO DE MI SOL” y donde yo plante iluminare con AMOR; por que SOY EL FUEGO SAGRADO DE MI SOL.
Tomo pues la Tierra y comenzó su labor.
Hundió la pala y sintió la herida y el dolor que produjo tal acción.
La tierra se resiste ante tal envión.
Nueve estratos debía escarbar.
Nueve estratos o dimensión.
Y era solo una planta; vaya labor.
Tomo el pico y se puso a escarbar.
Golpe tras golpe la tierra comenzó a ablandar
Y con sus manos guijarro tras guijarro se puso a sacar.
Eran duras piedra de su pensar, guijarros de colores hechos en su andar.
Fantasías de gemas, Gemas de fantasía de su andar
De tiempos idos, de deseos incumplidos, de sueños, de vanidad.
Guijarros, guijarros, guijarros de su andar que debía desechar.
Paz Inverencial
maeseanonimus.
Capitulo I.
Sentado sobre una Piedra meditaba en la Paz que sabia que le orientaría y enseñaría. Relajado en su propio silencio auscultaba el centro de su pecho con mirada Secreta.
Era su primer Trabajo en su nueva labor; aquella que sentía que era su profesión.
Le habían mostrado el terruño y a la vez las Herramientas de su nueva encomienda, plantar una Flor.
Tomo aire, de aquel aire que esta dentro de si mismo, de aquel aire que emana del Espíritu, de aquella refrescante emanación Divina y se embriago de tan sutil fragancia.
Así, en ese estado de reflexión profunda se dispuso a laborar.
Primera tarea observar la tierra; BASAMENTO DE SU LABOR.
¿Como era, como se encontraba, cual era su calidad, era dura, suave o estaba húmeda, seca y con mucha porosidad? era lo primero, conocer en donde plantaría la bella planta de su nueva labor.
Era la época en que el SOL estaba alejado de la Tierra, en que las sombrías nieblas todo lo cubrían y un bao de miedo lo rondaba a su alrededor.
Era espesa y a veces su rocío mojaba mucho e inundaba el alma y el corazón.
Era lo primero, miro con desazón, pero con la fuerza en su alma y corazón del aire interno que llego a su interior.
¿Que seria de el sin esa sutil fragancia? Comprendió que en divina unión debería hacer su Labor.
Para comprender miro con atención.
La Tierra debería remover, sacar lo que estaba de más, así lo comprendió, para eso le habían entregado una pala y un azadón un pico y un regador.
Había piedras, guijarros, gusanos, inmundicias, hierbas malas y un fuerte hedor. Preparar la tierra era su labor.
Debería escoger el sitio, orientado hacia el SOL, en donde ninguna sombra hiciera daño a tan preciosa flor.
¿Pero como hacerlo si la sombría niebla todo lo cubría y no se veía ningún rayo de SOL?
Debes confiar en tu corazón que con el veras el SOL.
Miro a su alrededor y se dio cuenta que la bruma era solo eso bruma y que un simple rayo de sol la disiparía y alejaría de su alrededor.
“YO SOY EL FUEGO SAGRADO DE MI SOL” dijo y la bruma comenzó a sentir su calor y la LUZ brillo a su entorno de ilusión.
“YO SOY EL FUEGO SAGRADO DE MI SOL” y donde yo plante iluminare con AMOR; por que SOY EL FUEGO SAGRADO DE MI SOL.
Tomo pues la Tierra y comenzó su labor.
Hundió la pala y sintió la herida y el dolor que produjo tal acción.
La tierra se resiste ante tal envión.
Nueve estratos debía escarbar.
Nueve estratos o dimensión.
Y era solo una planta; vaya labor.
Tomo el pico y se puso a escarbar.
Golpe tras golpe la tierra comenzó a ablandar
Y con sus manos guijarro tras guijarro se puso a sacar.
Eran duras piedra de su pensar, guijarros de colores hechos en su andar.
Fantasías de gemas, Gemas de fantasía de su andar
De tiempos idos, de deseos incumplidos, de sueños, de vanidad.
Guijarros, guijarros, guijarros de su andar que debía desechar.
Paz Inverencial
maeseanonimus.
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