“El Maestro Jardinero”.
Capitulo II
Desde pequeños nos encontramos en variadas disyuntivas y encrucijadas que a veces son simples y fáciles de trasponer.
Sin embargo nos quedamos atrapados entre las simplezas engañadoras de las ilusiones fáciles; pero que son malezas, enredaderas y trampas.
Buscamos la satisfacción externa de nuestra profesión, aquella que sea la que satisfaga nuestros anhelos y deseos; la tradición, las costumbres y lo igualitario a los demás, a nuestro alrededor.
Todo hacia fuera, hacia el mundo. Todo hacia lo externo, todo en satisfacción de adquirir, todo en la necesidad de confort, de riqueza y grandeza común.
Todos nos indican esos caminos, todos nos señalan y todos nos dicen como andar; nos coartan la Libertad, nos coartan la felicidad.
Y por hábitos, costumbres, les seguimos y caminamos como todos; con los pasos del Orgullo, la vanidad, la Ira, la Codicia, etc.
La Tierra Interna con su basamento en el bajo vientre es la que hay que purificar, remover y Limpiar.
Todo Jardinero sabe que eso es lo primero que hay que hacer, “La Preparación del Terreno” y en el caso del Jardinero Interno no hay diferencia en esta Labor; Tal como es adentro es afuera.
“Sentado sobre la Piedra, comenzó su Labor, ya que antes de hacer lo que hay que hacer, es necesario saber, aprender. Observo con detenimiento y calma, con esa calma que lleva a la comprensión. Se dio cuenta que no solo el trabajo consiste en la labor propiamente tal de remover la tierra; sino que vio lo que hay sobre la tierra; las influencias externas.
Esta la LUZ y las Sombras, el Día y la Noche, el Calor y el frío, la Humedad y la Sequedad, el viento y la calma, la lluvia, el trueno y el relámpago. Están los animales que pastan y se alimentan, que pisotean y ensucian; esta el ser humano que pasa y destruye, construye y desordena según sus hábitos, costumbres y deseos.
En fin, estaba el mismo en observación y comprensión del proceso. Se dio cuenta que el no era ajeno al problema, ya que el influenciaba y recibía a la ves las influencias externas como la internas de lo circundante. Era el exterior, era el interior, era la Tierra y era lo de alrededor; era el jardinero, pero también era el terreno y la planta, era uno en el todo y todo en el uno, vaya labor.
El era el de afuera, pero producía sombras, daba pasos y dejaba huellas. Tapaba brisas, se oponía a los rayos solares y a la vez de ellos mismos se cubría. Recibía las Aguas que le estilaban y escurrían, sentado sobre la Piedra meditaba y comprendía.
Paz Inverencial
maeseanonimus.